Otra vez Key West, ese lugar que me formó y templó como pescador de agua salada, al que en los primeros 4 años pude sacarle muy poco en resultados y muchísimo en aprendizaje, y desde el año pasado empezó a compartir sus secretos conmigo, a mostrarme sus tesoros, a hacerme sentir en “casa”.

Sé que no lo hubiera logrado solo, que haber tenido la suerte de cruzarme a Bill Houze en mis comienzos fue determinante, me acompañó durante todo el proceso, poniendo mucho de él, paciencia, generosidad, conocimientos y buen humor, también he conocido su otro costado, su expresión de enojo, frustración y sus insultos al aire, cosas que con absoluto respeto se viven como parte de este juego, parte de la pasión.

Después de haber tenido buenos “febreros y marzos”, la deuda a saldar era julio, en el 2010 capturé mis primeros permits con Bill y desde ese año solo conseguí mojaduras y paseos carentes de acción.

Llegué el 10 y el pronóstico climático, como siempre, era muy variable, vientos moderados, momentos despejados se turnaban con cielo nublado y se esperaba algunas tormentas.

El 11 pasó por mí a las 7am, saludos de rigor y ponemos proa al oeste, pregunté si iríamos a Las Marquesas y su respuesta fue que escuchaba una pequeña falla en el motor y prefería no aventurarse a un lugar sin señal de celular.

Llegamos a la zona de Boca Grande, como es rutina también, armó un leader nuevo y eligió la que supone su mejor mosca, entre 50, que para mí son idénticas. Estaba nublado y el sol muy bajo aún, comenzamos en un flat que tiene partes de fondo de arena entre turtle grass, para poder tener mayor posibilidad de visualización, el lugar estaba lleno de vida, tiburones, rayas y barracudas por doquier.

En las siguientes 2 horas y media tuvimos contacto visual con muchos permits, que cruzaban esos “patchs” de arena, 6 de ellos nos permitieron hacer lances y 5 siguieron al crab con mucho interés, pero al cabo de unos segundos se espantaban o desistían.

Decidimos cambiar de lugar,  le sugerí un cambio de mosca, suponía que recibiría un negativa de su parte, pero asintió y cuando creía que llegaba el momento de intercambiar ideas, abrió su caja y puso algo que nunca había visto y, sinceramente, lucía horrible ¡! Nos reímos largo rato de su nueva creación.

Empezó a empujar en el bajo elegido y luego de varios minutos vimos con dificultad un pez que se acercaba desde el este, del lado del sol, me posicionó, hice el tiro, otra vez conseguí su atención, pero esta vez trabajé la mosca con mayor velocidad, y luego de una pequeña sucesión de strips cortos vi la clásica contorsión, alargué el strip y sentí tensión, levanté la caña y comenzó una corrida frenética, imparable, la pelea se extendió un poco más de lo esperado, porque el pez era más grande de lo que suponíamos, todo fue euforia, fotos y devolución.

Bill me preguntaba si prefería pescar “el” pez del viaje el primer día o el último, buena pregunta, pescarlo el primer día me permite seguir con más confianza, más relajado, pero es mucho más emocionante obtener la captura buscada cuando ya la damos por perdida.

Luego la marea bajó rápidamente, siguió algo nublado, vimos un par más durante el regreso, pero sin poder hacer tiros.

Al día siguiente pasó por mí a la misma hora y el motor hacía un ruido por demás preocupante, comenzamos en el mismo lugar que el día anterior, vimos un single haciendo tailing y dos dobles que no nos dieron posibilidad de tiro, luego de algo más de una hora decidimos cambiar de lugar.

Nos dirigimos hacia Man Key, tratando de repetir lo del día anterior, pero esta vez había dos skiff trabajando la zona, salimos por un canal hacia el lado del océano para buscar otro spot y el motor detuvo su marcha, era media mañana, intentamos darle arranque pero no lo logramos, decidimos quedarnos a pescar ese bajo, antes de empezar Bill llamó a “Bear” Brian para que nos venga a buscar.

La marea estaba bajando, las condiciones se veían muy buenas, rápidamente vimos el primer pez, pero no pude tirarle porque la línea estaba enredada, siempre que llego a un lugar hago un tiro para estirarla y acomodarla, esta vez me distraje por el problema del motor y pagué las consecuencias.

Luego de avanzar un poco más Bill ve otro, esta vez sobre grass, en el borde de un pequeño canal, me costó verlo, cuando lo hice estaba entrando a esas aguas un poco más profundas, pude mantener mi vista en él y hacer un tiro bueno, otra vez logré su atención, y con la misma técnica logré la tomada, clavada y a dejarlo correr, cuando estaba por llegar al reel siento que se pierde la tensión, si! se desenganchó ¡! Bill me dice que levanté la caña muy rápido, le dije que no, que tuve la tensión suficiente, que esas cosas pasan… revisé la mosca y tenía los ojos rotados, un clásico, la había aplastado con sus “crusher”.

Continuamos y luego de cruzar otro canal, vimos otro cruzando un “blanco”, el primer tiro cayó un poco lejos, el segundo fue bueno, la siguió y se contorsionó sobre el crab, intenté clavar y escapó espantado, cuando revisé la mosca vimos que otra vez había sido aplastada, no quieran imaginarse la cara de Bill ¡! Dos piques consecutivos perdidos era demasiado para él ¡! Yo trataba de procesarlo también y mantener la calma, créanme, no fue fácil.

Empujó el skiff un largo rato para volver a empezar, cuando llegamos al final se nos presentó una posibilidad parecida a la última, esta vez el primer tiro fue preciso, rápidamente lo había clavado y escuchábamos la música del backing saliendo, recuperé algunos metros y cuando inició una nueva corrida SE DESPRENDIÓ otra vez ¡!!! Miré a Bill y me dijo, ahí se va tu permit número 51, la parte positiva es que batí un nuevo record, nunca perdí tres permits en un día ¡! Yo no lo podía creer, intentaba encontrar una explicación y no lo conseguía…

Estuvimos un rato parados, charlando, bromeando para relajarnos, revisamos leader y mosca otra vez, y emprendió el palanqueo para volver a empezar, inmediatamente vi otro viniendo hacia nosotros, desde bastante lejos, en fondo blanco, cuando estaba por ponerse en rango de tiro, cambió de dirección y empezó a moverse hacia la izquierda, de cara a la corriente que empujaba fuerte, tuve que hacer un tiro más largo de lo habitual, el crab pasó junto a su cabeza y empezaba a alejarse cuando giró y lo tomó con decisión, volví a clavar, está vez fui más enérgico y lo hice dos veces, algo que jamás hago, pero no podía dejar de pensar en lo ocurrido anteriormente, la primer corrida fue larga y en dirección a aguas abiertas, Bill lo persiguió poleando, y nos tocó pelearlo en aguas semi profundas con muchas olas, tuve que sentarme en la plataforma porque no podía conservar el equilibrio, nos llevó bastante tiempo, pero pudimos lograrlo, era más chico que el del día anterior pero pareció que dio una mejor batalla, quizá por el temor a perderlo, una sensación poco acostumbrada.

Al poco tiempo, pasado el mediodía, llego Brian, y remolcó el skiff, con muchas gastadas a Bill y varias cervezas consumidas durante el regreso.

Bill tenía otro Maverick en su casa, el de un amigo que estaba en Montana, así pudimos comenzar el tercer día a la misma hora y sin problemas técnicos.

Nos dirigimos a Las Marquesas, era el día previo al inicio del Del Brown Invitational Tournament y suponíamos que habría muchos skiff por los alrededores, de todos modos fuimos los primeros en llegar.

El día lucía bien, pero era muy temprano, el sol aún estaba muy bajo, al llegar al bajo elegido vimos en el borde algunos tarpons mostrando sus aletas, detenidos, Bill me dice que en esta época del año hay hatchs de cangrejos y los permits los comen flotando y muchas veces están cerca de los tarpons, que vamos a mirar… cuando nos acercábamos me dice que ve algunas aletas, costaba distinguirlas, pero en un momento logro ver un permit flasheando en superficie, paramos, y puso una mosca parecida a un gurgler pero la cola parece una pinza de cangrejo, después de verla entendí la que usamos el primer día.

La idea era tirar delante de los permits y moverla lentamente causando un vibración que pareciera un cangrejo nadando en superficie, tuve solo una oportunidad, luego del tercer strip el agua estalló ¡! obviamente no hubo tomada alguna, pero lo hicimos atacar, fue una experiencia increíble ¡! Me decía que cuando son muchos, varios atacan el engaño en el mismo tiro hasta que alguno finalmente puede ser clavado, no es fácil, tienen la boca diseñada para comer abajo, no arriba, entonces fallan continuamente.

Después de un largo rato, empezamos a ver mejor y empezamos a revisar el bajo, vimos dos singles, el primero volvió a seguir la mosca hasta espantarse y el segundo giró hacia ella y también se espantó.

Todo en unas 2 horas y media, no había mucho movimiento, antes de emprender el regreso para cruzar el canal de Boca Grande, encontramos un school de 5 o 6 permits no muy grandes nadando rápido, el tiro fue bueno otra vez, todos fueron hacia el crab, clavamos uno de ellos, y antes de tenerlo en nuestras manos tuvimos que espantar 3 veces a un tiburón muy interesado en nuestro amigo.

El # 50 ¡!!!! Quizá no tenga mayor importancia, pero es un hito que imaginé hace unos años como primer gran objetivo y logré cumplirlo. Festejábamos y Bill seguía recordándome que podría haber sido el 53… jaja

Regresamos y revisamos varios bajos más, sin encontrarlos, hasta que fuimos a un flat cercano al puerto para hacer los últimos intentos antes de la gran final del Mundial, que no pensaba perdérmela.

Bill seguía poleando, con mucha corriente y mucho calor, y la búsqueda era infructuosa, ya eran cerca de las 2pm ( 3pm de Argentina ) cuando vimos 3 laid up tarpons, estaban flotando en un metro de agua, en el borde del flat, con la cara hacia la corriente, el más cercano se veía mucho más pequeño. Me preguntó si quería intentarlo, dudé, pero ante la falta de permits, decidí hacerlo. Tomé la caña 12, nos acercamos a unos 15m, hice un tiro unos 2 metros adelante y algo pasado, esperando que la corriente acerque a la mosca hacia los más grandes, la deriva fue correcta, cuando la mosca estaba a no más de 30cm del segundo, empecé a stripear lento y largo, vimos que empezaba a moverse, aceleré el stripeo y logramos la tomada, vimos absolutamente toda la acción, fue un espectáculo excelente ¡!

Giró hacia la derecha, solo tuve que retener la línea para lograr la clavada, inició una gran corrida, acompañada de 3 saltos, se veía grande, cruzó el canal y se dirigió al siguiente bajo, lo seguimos con el motor, manteniendo la tensión, cuando estuvo otra vez en la línea, empecé a presionarlo y pude ver un poco de la mosca fuera de su boca, que el tippet de 40lbs estuviera fuera del alcance de sus labios me daba grandes chances de concretarlo. Corrió varias veces, se paró sobre la cola 3 veces, cada vez ejercí más presión con el freno, no le daba tregua, a los 20’/25’ teníamos el leader dentro de la caña y luego de 2 o 3 intentos Bill lo toma de la boca, se veía muy grande ¡! Saqué 2 o 3 fotos y Bill me dice que lo tome yo para fotografiarme con él, me apoyé en el borde del skiff al lado de él, el tarpon se movió bruscamente y de alguna forma la cámara se escapó de mis manos y cayó al agua, estábamos anclados, no había peligro de perderla, Bill lo retuvo un poco más, hasta que decimos dejarlo ir.

Me dijo que teníamos unos 20’ para hacer el Grand Slam, si bien los bonefish no abundan, hay dos o tres lugares donde siempre los encontramos, miramos alrededor del skiff y no pudimos encontrar la cámara, bajó él y nada, bajé yo y nada, decidió llamar a un amigo buzo, trajo sus aletas y máscara y rápidamente la encontró.

Bill me dijo de ir por el bonefish y yo preferí llegar a tiempo para el partido, no me arrepiento de la decisión, el día había sido mágico ¡!

Al día siguiente comenzaba el torneo, salimos temprano y vimos muchos skiff navegando rápido y ocupando posición, dimos unas vueltas y preferí regresar al puerto, me esperaba un largo camino hasta Miami, donde me esperaba mi familia.

Durante mi estadía en Key West tuve la agradable compañía de Marcelo y Felipe Morales durante dos cenas, imagínense, al terminar no podíamos levantarnos de los kilos de pescado que teníamos encima jaja.

Abrazos.